La evaluación en el proceso de aprendizaje

“La evaluación tiene por objeto descubrir hasta qué punto las experiencias de aprendizaje tal como fueron proyectadas producen realmente los resultados apetecidos”. (Tyler, 1973)

“La evaluación influye directamente en lo que aprendemos y en cómo lo aprendemos y puede limitar o promover el aprendizaje efectivo”. (Gordon Stobart, 2010)

“La evaluación es el motor del aprendizaje, ya que de ella depende tanto qué y cómo se enseña, como el qué y el cómo se aprende”. (Neus Sanmartí, 2007)

Cuando hablamos de evaluación, la mayoría de las veces los alumnos lo entienden como un recurso exclusivamente destinado a obtener calificaciones y ello les causa una enorme preocupación.

Herramientas de evaluación y aprendizaje

Desde el punto de vista del profesor, a menudo se percibe como una sobrecarga en la programación docente que conlleva actividades de corrección repetitivas sin que se lleguen a obtener los resultados esperados.

Sin embargo, en nuestro proyecto educativo entendemos la evaluación como un recurso clave y muy útil tanto para los docentes como para los alumnos.

Por un lado, la evaluación, como recurso docente debe permitir a los profesores poder comunicar a sus alumnos cuáles son los objetivos de la programación y cuáles son las expectativas del aprendizaje.  Debe además servir al docente como un excelente recurso para comprobar la eficacia de los métodos de enseñanza utilizados en el aula.

Por otro lado, y desde la perspectiva del alumno, la evaluación ha de servirles como un eficaz recurso didáctico de motivación y refuerzo positivo para lograr un reconocimiento a su esfuerzo y permitir de esa manera consolidar el aprendizaje y el desarrollo de competencias.

Finalidades de la evaluación en el aprendizaje

Según Santos Guerra, en la evaluación deberían diferenciarse dos tipos de finalidades, las finalidades importantes versus las finalidades presentes:

En Didacta+ entendemos que para que la evaluación sea eficaz y cumpla su objetivo, es necesario evaluar continuamente para valorar lo que se hace en cada momento posibilitando así modificar la planificación original de acuerdo con las necesidades.

Evaluar es mucho más que calificar. Evaluar significa conocer, comprender, tomar decisiones y, en definitiva, transformar para mejorar.

Una evaluación auténtica

Para que una evaluación sea auténtica debe ser:

• Real, es decir que se dé en unas condiciones parecidas a la realidad.
• Relevante, a fin de que lo que se ha aprendido se pueda usar después.
• Centrada en los procesos de construcción, en la toma de decisiones…, es decir, en todo lo que lleva implícito el aprendizaje.
• Socializadora, a fin de que permita crear identidad.

En nuestro proyecto educativo entendemos la evaluación como una evaluación basada en evidencias o “evaluación auténtica”, utilizando un sistema evaluativo que nos va a permitir recopilar información sobre el alumno y sobre su progreso desde el inicio hasta el momento final, es decir, que nos va a dar información de todo su proceso de aprendizaje.

El proceso de la evaluación

La evaluación auténtica permite conocer qué aprende el alumnado y cómo enseña el profesorado. Por ello debe tener las características siguientes:

• Debe de ser amplia y continua, es decir, se da dentro y fuera del aula.
• Requiere de la observación diaria y directa del proceso de aprendizaje que realiza el alumno, con un feedback continuo y constante de intercambio de opiniones entre el propio alumno y el profesor.
• Se deben recoger evidencias del proceso tanto por parte del alumno como del profesor.
• Se deben utilizar herramientas claras de comunicación, que permitan al alumno saber de antemano cuáles son los objetivos que tienen que lograr para que pueda llevarlos a cabo.

Por otro lado, entendemos que es necesario que la evaluación sea realizada con carácter formativo y continuo a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, y para ello debe contar con tres momentos clave:

1. Evaluación inicial-diagnóstica. Tiene en cuenta los conocimientos previos del alumno en el momento de comenzar el programa.
2. Evaluación del proceso formativo. Se pretende conocer y valorar el trabajo del alumnado y el grado de consecución de los objetivos y de la adquisición de competencias básicas durante su proceso de aprendizaje.
3. Evaluación final-sumativa. Se valoran los resultados alcanzados.

Proyecto educativo y proceso de aprendizaje

En nuestro proyecto educativo Asterisco, que tiene por objetivo el aprendizaje de la lengua castellana y la literatura desde un punto de vista didáctico y competencial, se utilizan diferentes herramientas de evaluación que permiten a los alumnos conocer sus fortalezas y también aquello que deben reforzar, convirtiendo así la evaluación en el motor de su aprendizaje, que les ayudará a evolucionar y a mejorar sus resultados.

Así, en nuestro programa Asterisco se trabajan con las siguientes herramientas y recursos de evaluación:

• KPSI (Inventarios de conocimientos previos del estudiante)
• Dianas de evaluación
• Rúbricas de autoevaluación o coevaluación
• Listas de control o checklist
• Escalas de valoración o de niveles
• Portafolio o diario de aprendizaje
• Pruebas competenciales
• Exámenes o test

A través de estas herramientas, el alumno no solo podrá evaluarse, sino que también podrá ser evaluado de una forma totalmente objetiva y coherente, sabiendo de antemano cuáles van a ser los criterios con los que se va a valorar cada uno de los objetivos previamente establecidos. Además, en función de la herramienta escogida, el alumno será capaz de conocer su propio proceso de aprendizaje, favoreciendo así la metacognición y la mejora continuas.

Enseñanza y evaluación son las dos caras de una misma moneda. Entre ambas debe haber una correlación absoluta: nuestra manera de enseñar debe determinar nuestra manera de evaluar porque, de manera inevitable, nuestra manera de evaluar condiciona la manera de aprender de nuestros estudiantes.

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Descubre los elementos clave y los beneficios de la evaluación competencial en el siguiente vídeo: